Formula pasionaria

Puede que me guste la F1 porque admiro la perfección, la belleza realizada. Como máquina imponente y letal con exquisito andar, con impronta agresiva que enfrenta tanto el viento como la libertad. La posibilidad de desarrollar y progresar. De trabajo coordinado en equipo. Y de la finitud, sí; de la finitud del artista, aquel que intuitivamente mueve sus manos y redirige, acomoda, arriesga variantes diferentes que van un poco más allá del límite; puede que lo que más me guste inconscientemente de esta disciplina o deporte sea que aquella finitud no es otra cosa que la cercanía con la muerte; de olerla, de verla y de sentirla. La finitud de estar vivo.

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